Soy Francés, por lo que ruego me disculpen las posibles faltas de ortografía, de gramática o de expresiones.
Dice Dios en la Génesis: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. Son palabras que pueden parecer misteriosas. ¿Qué semejanza podemos encontrar entre Dios y el hombre?
¡Sería una estupidez de hablar de semejanza física!. No vale la pena de investigar este tema, por razones que cada uno puede entender y que no hay que discutir.
Pero lo que me extraña, cuando leo comentarios católicos sobre estas palabras de Dios, es que dan mucha importancia al plural (hagamos). Eso significa, generalmente, que los comentaristas ven en la Génesis una prefiguración del misterio de la trinidad, aunque el Antiguo Testamento queda muy discreto sobre este misterio.
Dice, por ejemplo San Agustín ( Ciudad de Dios, XVI,6,1) : “Pudieras también entender de los ángeles aquella expresión, cuando creó Dios al hombre, en que dice: Hagamos al hombre, porque no dijo “haré” más porque añade: a nuestra imagen y semejanza, no es lícito creer que fue creado el hombre a imagen de los ángeles, o que es una misma imagen la de los ángeles y la de Dios, y por eso se entiende bien allí la pluralidad de la Trinidad”?
Y dice Tomas de Aquino (Suma teológica - Parte Ia - Cuestión 93) :
“Como dijimos anteriormente (q.40 a.2), la distinción entre las Personas divinas no se da sino por razón del origen, o mejor, por razón de las relaciones de origen. Ahora bien, no es uno mismo el modo de origen en todas las cosas, sino que cada uno tiene el modo de origen que es propio de su naturaleza: lo inanimado es producido de modo distinto que lo animado; y las plantas de modo distinto que los animales. Es evidente que la distinción de las Personas divinas se realiza en conformidad con la naturaleza divina. De ahí que el ser a imagen de Dios por la imitación de la naturaleza divina no excluye el serlo según la representación de las tres Personas; antes bien, lo uno se sigue de lo otro. Así, pues, hay que decir: En el hombre se da la imagen de Dios en cuanto a la naturaleza divina y en cuanto a la trinidad de personas, pues en el mismo Dios hay una naturaleza en tres Personas.”.
Pero lo que me preocupa aquí es de entender lo que significa “imagen” y semejanza”. En primer lugar hay que entender que “semejanza” no significa ”igualdad”. Significa “algo” en común, pero no todo en común. Entonces, ¿que nos ha dado Dios en común?
Y de otra parte, ¿qué significa “imagen de Dios”?
Pues, ¿Qué sabemos de Dios?
Siguiendo en el terreno de analizar racionalmente a Dios, vemos que la razón humana no solamente puede descubrir la existencia de Dios, también una serie de perfecciones en Él, derivadas de la esencia divina, a las que llamamos atributos de Dios. En realidad no hay distinción real entre estos atributos y la esencia divina, ni de los atributos entre sí. ¡Pero vale! Nuestra razón humana necesita clasificaciones, definiciones, necesita preocuparse de lo que Kant llamaba “antinomia de la razón pura”.
Entonces, ¿que son los atributos de Dios? He leído, en textos de inspiración católica, cosas que no me gustan o, por lo menos, que no me parecen ideas claras. Quiero decir que a menudo se mezclan atributos directamente procedentes de atributos humanos y otros que podemos llamar inaccesibles por nuestra razón.
De los primeros, hay muchos ejemples en el Antiguo Testamento : Dios es celoso, bueno, misericordia, etc. Son atributos que se pueden encontrar en muchos seres humanos, y no creo que son verdaderamente atributos de Dios, pero solo lo que el hombre piensa de Dios. Podemos decir que es un tipo de antropomorfismo.
Un ejemplo: ?Dios es bueno ? Con la convicción que Dios a creado la tierra y el cielo, el ser humano se da cuenta que tiene, cerca de su mano, todo lo necesario para la persistencia de su vida, lo que Spinoza llamaba el “conatus”. Viendo que el mundo había sido creado con todo lo que necesita, piensa naturalmente que esta creación es buena y que Dios es bueno.
Pero eso no es la esencia de Dios. Es lo que piensa el ser humano de Dios, y es muy diferente.
En mi opinión, la esencia de Dios, que también es su existencia, es lo que se llaman los atributos incomunicables: atributos que podemos imaginar, enunciar con palabras pero que no entendemos. No podemos dar ningún sentido a estas palabras relacionado con algo cognitivo.
Por ejemplo, lo que, en francés se llama “aseité” de Dios (no conozco la palabra española y no la he encontrado en los diccionarios que he consultado) que significa que Dios es causa de sí mismo; o la inmutabilidad de Dios, es decir que en el ser de Dios, no puede ocurrir ningún cambio; o también, la infinidad de Dios que es una infinidad no solo en el tiempo sino también en el espacio.
Si eso, y muchas otras cosas similares y incomprensibles, son la esencia de Dios, es claro que no es eso que El nos ha dado cuando nos ha creado a su imagen. ¿Entonces, que ha compartido con nosotros?
¡Sobre eso tengo una opinión que, por cierto, no es canoníca. ¡Que me perdonen los teológicos! Pienso que cada uno puede tener su propia idea de Dios et de la semejanza que compartimos.
Creo que la semejanza debe entenderse de dos maneras.
La primera es que, creando el Hombre a su imagen, Dios ha dado al ser humano la dignidad divina. Es decir, en mi opinión, que le ha dado la no-relatividad de su dignidad. El ser humano, que sea o no un pecador, es esencialmente, y durante toda su vida, digno del respecto que debemos dar a Dios. Eso suele decir que no hay ningún compromiso con el respecto y el amor, ningún cálculo, ninguna transacción, discusiones o tratos previos. La dignidad humana es indivisible. “Ecce homo”.
La segunda es que Dios a compartido con nosotros el libre albedrio. Eso es fundamental. Elegir el bueno o el malo es una característica humana. No hay “algo” que nos obliga, sino este sentimiento de ser una imagen de Dios. No existe una predeterminación en este asunto. Podemos comer la manzana del Árbol, si lo queremos. O no. Aquí está el fundamento de lo que llamamos la moralidad. La moralidad es la libertad.
Dice Dios en la Génesis: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. Son palabras que pueden parecer misteriosas. ¿Qué semejanza podemos encontrar entre Dios y el hombre?
¡Sería una estupidez de hablar de semejanza física!. No vale la pena de investigar este tema, por razones que cada uno puede entender y que no hay que discutir.
Pero lo que me extraña, cuando leo comentarios católicos sobre estas palabras de Dios, es que dan mucha importancia al plural (hagamos). Eso significa, generalmente, que los comentaristas ven en la Génesis una prefiguración del misterio de la trinidad, aunque el Antiguo Testamento queda muy discreto sobre este misterio.
Dice, por ejemplo San Agustín ( Ciudad de Dios, XVI,6,1) : “Pudieras también entender de los ángeles aquella expresión, cuando creó Dios al hombre, en que dice: Hagamos al hombre, porque no dijo “haré” más porque añade: a nuestra imagen y semejanza, no es lícito creer que fue creado el hombre a imagen de los ángeles, o que es una misma imagen la de los ángeles y la de Dios, y por eso se entiende bien allí la pluralidad de la Trinidad”?
Y dice Tomas de Aquino (Suma teológica - Parte Ia - Cuestión 93) :
“Como dijimos anteriormente (q.40 a.2), la distinción entre las Personas divinas no se da sino por razón del origen, o mejor, por razón de las relaciones de origen. Ahora bien, no es uno mismo el modo de origen en todas las cosas, sino que cada uno tiene el modo de origen que es propio de su naturaleza: lo inanimado es producido de modo distinto que lo animado; y las plantas de modo distinto que los animales. Es evidente que la distinción de las Personas divinas se realiza en conformidad con la naturaleza divina. De ahí que el ser a imagen de Dios por la imitación de la naturaleza divina no excluye el serlo según la representación de las tres Personas; antes bien, lo uno se sigue de lo otro. Así, pues, hay que decir: En el hombre se da la imagen de Dios en cuanto a la naturaleza divina y en cuanto a la trinidad de personas, pues en el mismo Dios hay una naturaleza en tres Personas.”.
Pero lo que me preocupa aquí es de entender lo que significa “imagen” y semejanza”. En primer lugar hay que entender que “semejanza” no significa ”igualdad”. Significa “algo” en común, pero no todo en común. Entonces, ¿que nos ha dado Dios en común?
Y de otra parte, ¿qué significa “imagen de Dios”?
Pues, ¿Qué sabemos de Dios?
Siguiendo en el terreno de analizar racionalmente a Dios, vemos que la razón humana no solamente puede descubrir la existencia de Dios, también una serie de perfecciones en Él, derivadas de la esencia divina, a las que llamamos atributos de Dios. En realidad no hay distinción real entre estos atributos y la esencia divina, ni de los atributos entre sí. ¡Pero vale! Nuestra razón humana necesita clasificaciones, definiciones, necesita preocuparse de lo que Kant llamaba “antinomia de la razón pura”.
Entonces, ¿que son los atributos de Dios? He leído, en textos de inspiración católica, cosas que no me gustan o, por lo menos, que no me parecen ideas claras. Quiero decir que a menudo se mezclan atributos directamente procedentes de atributos humanos y otros que podemos llamar inaccesibles por nuestra razón.
De los primeros, hay muchos ejemples en el Antiguo Testamento : Dios es celoso, bueno, misericordia, etc. Son atributos que se pueden encontrar en muchos seres humanos, y no creo que son verdaderamente atributos de Dios, pero solo lo que el hombre piensa de Dios. Podemos decir que es un tipo de antropomorfismo.
Un ejemplo: ?Dios es bueno ? Con la convicción que Dios a creado la tierra y el cielo, el ser humano se da cuenta que tiene, cerca de su mano, todo lo necesario para la persistencia de su vida, lo que Spinoza llamaba el “conatus”. Viendo que el mundo había sido creado con todo lo que necesita, piensa naturalmente que esta creación es buena y que Dios es bueno.
Pero eso no es la esencia de Dios. Es lo que piensa el ser humano de Dios, y es muy diferente.
En mi opinión, la esencia de Dios, que también es su existencia, es lo que se llaman los atributos incomunicables: atributos que podemos imaginar, enunciar con palabras pero que no entendemos. No podemos dar ningún sentido a estas palabras relacionado con algo cognitivo.
Por ejemplo, lo que, en francés se llama “aseité” de Dios (no conozco la palabra española y no la he encontrado en los diccionarios que he consultado) que significa que Dios es causa de sí mismo; o la inmutabilidad de Dios, es decir que en el ser de Dios, no puede ocurrir ningún cambio; o también, la infinidad de Dios que es una infinidad no solo en el tiempo sino también en el espacio.
Si eso, y muchas otras cosas similares y incomprensibles, son la esencia de Dios, es claro que no es eso que El nos ha dado cuando nos ha creado a su imagen. ¿Entonces, que ha compartido con nosotros?
¡Sobre eso tengo una opinión que, por cierto, no es canoníca. ¡Que me perdonen los teológicos! Pienso que cada uno puede tener su propia idea de Dios et de la semejanza que compartimos.
Creo que la semejanza debe entenderse de dos maneras.
La primera es que, creando el Hombre a su imagen, Dios ha dado al ser humano la dignidad divina. Es decir, en mi opinión, que le ha dado la no-relatividad de su dignidad. El ser humano, que sea o no un pecador, es esencialmente, y durante toda su vida, digno del respecto que debemos dar a Dios. Eso suele decir que no hay ningún compromiso con el respecto y el amor, ningún cálculo, ninguna transacción, discusiones o tratos previos. La dignidad humana es indivisible. “Ecce homo”.
La segunda es que Dios a compartido con nosotros el libre albedrio. Eso es fundamental. Elegir el bueno o el malo es una característica humana. No hay “algo” que nos obliga, sino este sentimiento de ser una imagen de Dios. No existe una predeterminación en este asunto. Podemos comer la manzana del Árbol, si lo queremos. O no. Aquí está el fundamento de lo que llamamos la moralidad. La moralidad es la libertad.
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