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lundi 17 octobre 2016

RELATO DE LA MUERTE DE JESUSCHRISTO



Este relato mezcla varios extractos de los cuatros evangelios de la Biblia (versión “Biblia de Jerusalén"). Sin embargo, también he añadido algunos comentarios o precisiones que son míos.  Se distinguen en cursiva (los textos biblicas en negrita).
Lo que intente es de escribir en una forma narrativa pero los textos de los evangelios son escritos sin cambiar ni una palabra.
El relato empieza con la detención de Jesús y acaba con su muerto. 

Es decir :

  • Mateo XXVI, 47 – XXVII, 30
  • Marco XIV, 10 – XV, 37
  • Luca XXII, 47 – XXIII, 46
  • Juan XVIII, 1 – XIX, 30.








Se acercaba la fiesta de los Azimos, llamada Pascua. Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo hacerle desaparecer, pues temían al pueblo. Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce; y se fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia del modo de entregárselo. Ellos se alegraron y quedaron con él en darle dinero. El aceptó y andaba buscando una oportunidad para entregarle sin que la gente lo advirtiera.(Lucas XXII, 1-6)


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La fiesta de Pascua es muy antigua y a tenido varias significaciones en la historia del pueblo hebreo. Ahora conmemora la salida de de los hebreos de Egipto conducidos por Moisés. Pero también la palabra “Pascua” designa la cena que se come este día. Jesús pasó su ultima cena de Pascua en la casa de un hombre del cual los evangelios no dan el nombre. Es durante esta cena que ha establecido el rito de la Eucaristía.
Los sumos sacerdotes eran, en estos tiempos, las mayores autoridades religiosas de los judíos. Los escribías eran hombres sabios de gran importancia, habilitados a interpretar los textos santos y a dar un juicio sobre ellos en caso de dudas. 

El evangelista habla de “los Doce”. Se trata ávidamente de las doce apóstoles: Simón (llamado después Pedro), su hermano Andrés, Santiago (hijo de Cebade) y su hermano Juan, Santiago (hijo de Alfe), Felipe, Bartelemy, Tomas, Mateo, Jude, Simón (llamado el Zelote) y Judas. Los cuatro más cerca de Jesús fueron : Pedro, Andrés, Santiago (hijo Cebade) y Juan. También, en el evangelio de Juan encontramos el nombre de Nataniel, pero los comentadores piensan que se trata o de Bartelemy o de Mateo.
También es durante esta ultima cena que Jesús anuncia a Pedro que él le relegara :

«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.» El dijo: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte.»
Pero él dijo: «Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces.» (Lucas, XXII, 31-34)


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Jesús estaba hablando con los apóstelas, cuando llegan soldados.

Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El que le iba a entregar les había dado esta señal: «Aquel a quien yo dé un beso, ése es; prendedle», Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Rabbí!», y le dio un beso. Jesús le dijo: «Amigo, ¡a lo que estás aquí!» Entonces aquéllos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron. En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada, la sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja. Dícele entonces Jesús: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán.¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría al punto a mi disposición más de doce legiones de ángeles. Mas, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?» En aquel momento dijo Jesús a la gente: «¿Como contra un salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos? Todos los días me sentaba en el Templo para enseñar, y no me detuvisteis. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas.» Entonces los discípulos le abandonaron todos y huyeron. Los que prendieron a Jesús le llevaron ante el Sumo Sacerdote Caifás, donde se habían reunido los escribas y los ancianos. (Mateo, XXVI,47-56)


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Caifás era, podemos decir, el jefe de los sacerdotes judíos, y el único interlocutor de los romanos desde el año 18. Pero era también el yerno y sucesor de Anne, destituido por los romanos en el año 15, y que seguía teniendo un gran poder y una grande influencia. De hecho los dos hombres, Caifás y Anne eran de acuerdo para detener y matar Jesús. Si seguemos el evangelio de Juan, hubo dos comparecencias de Jesús en el sanedrín (asamblea de los sacerdotes). La primera en la noche cuando llevaron Jesús à Anne, y la segunda frente à Caifás. Según Juan, la entrevista con Anna fue corta y dura, 

Pedro le iba siguiendo de lejos hasta el palacio del Sumo Sacerdote; y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver el final. (Mateo, XXVI, 58).

Lo que sigue se pasa durante la mañana. Los evangelistas no dicen nada del lugar donde Jesús pasa la noche después de su comparecía con  Anás.

Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando un falso testimonio contra Jesús con ánimo de darle muerte y no lo encontraron, a pesar de que se presentaron muchos falsos testigos. Al fin se presentaron dos que dijeron: «Este dijo: Yo puedo destruir el Santuario de Dios, y en tres días edificarlo.» Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y le dijo: «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?». Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: «Yo te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.». Dícele Jesús: «Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo.» Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestidos y dijo: «¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. .¿Qué os parece?» Respondieron ellos diciendo: «Es reo de muerte.» Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle; y otros a golpearle, diciendo: «Adivínanos, Cristo. ¿Quién es el que te ha pegado?». (Mateo XXVI, 59-68)


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Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte. Y después de atarle, le llevaron y le entregaron al procurador Pilato. (Mateo XXVII, 1-2)



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Poncio Pilato o Pilatos (en latín: Pontius Pilatus), miembro del orden ecuestre, fue el quinto prefecto de la provincia romana de Judea, entre los años 26 y 36. Cuando recibió a Jesús aquella víspera de la Pascua del año 784 de la fundación de Roma, llevaba siete años al frente de esta provincia romana cuya capital era Cesarea Marítima, a unos 100 kilómetros de Jerusalén, donde contaba con cerca de 3.000 soldados. Pilato solo acudía a la ciudad sagrada de los judíos en las fiestas y entonces se alojaba en el palacio-fortaleza construido por Herodes el Grande. «Pilato se ha convertido en un símbolo tradicional de la vileza y de la sumisión a los bajos intereses de la política», señalaba José Antonio Pérez-Rioja en su «Diccionario de Símbolos y Mitos». Más sorprendente resulta comprobar que el mismo Poncio Pilato, que tuvo en sus manos la vida y la muerte de Jesús, es considerado santo por la iglesia etíope y la copta egipcia. Algunos textos apócrifos le llegan a asignar incluso un final de mártir.

Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: «Pequé entregando sangre inocente.» Ellos dijeron: «A nosotros, ¿qué? Tú verás.»  El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó. Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque son precio de sangre.» Y después de deliberar, compraron con ellas el Campo del Alfarero como lugar de sepultura para los forasteros. Por esta razón ese campo se llamó «Campo de Sangre», hasta hoy. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Y tomaron las treinta monedas de plata, cantidad en que fue apreciado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel, y las dieron por el Campo del Alfarero, según lo que me ordenó el Señor.». (Mateo XXVII, 3-10).


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Existe una controversia acerca de la muerte de Judas, ya que el Evangelio de Mateo sólo nos dice que "...fue y se ahorcó", mientras en el libro de los Hechos de los Apóstoles dice: el cual era contado con nosotros, y tenía suerte en este ministerio. Éste, pues, adquirió un campo del salario de su iniquidad, y colgándose, reventó por medio, y todas sus entrañas se derramaron (Hechos 1:17-18). Para conciliar ambos textos, se ha sugerido que cuando Judas se colgó, la cuerda se rompió, de modo que su cuerpo cayó y se reventó al golpear el suelo. Sin embargo, para que esto pudiera ser posible Judas tendría que haberse “ahorcado por los pies”. Por otro lado en la Biblia nada hace pensar que así hubieran sucedido las cosas. Esta inferencia no soluciona el problema de la incoherencia. La solución para este conflicto está en dónde tomaron sus relatos Mateo y Lucas. Mateo (que escribió para un público judío) se inspiró en la muerte de Ajitofel (2 Samuel 17,23), mientras que Lucas que escribía para un público de origen pagano (griego) se inspiró en el libro deuterocanónico de Sabiduría (Sabiduría 4,19).5 Se dice que Judas compró el campo porque los sacerdotes lo compraron con el dinero que pagaron a Judas por su traición y que éste, más tarde, les devolvió, de manera que era, en cierto modo, una adquisición del propio Judas. Al campo se le llamó «Campo de Sangre» por dos razones, y cada evangelista da una de ellas (Mateo 27:7-8);(Hechos 1:19).

El Corán niega la crucifixión de Jesús de Nazaret (Sura 4:157-158), y el islam argumenta que Alá no permitiría la indigna muerte de cruz para un profeta tan estimado como Jesús. Por eso, los musulmanes afirman que los judíos crucificaron a alguien que se parecía a Jesús, que pudo haber sido Simón de Cirene o Judas Iscariote.6 La muerte de Judas, un hecho en apariencia único, ha dado lugar a un gran número de controversias e interpretaciones derivadas en su mayoría de las diferentes traducciones de los textos que la describen.

De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua. Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?». Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado.». (Juan XVIII, 28-31)

Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.» (Lucas, XXIII, 2-3)


Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley.» Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie.». Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?» Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para est he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.» Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?» Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él». (Juan, XVIII, 31-38)



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Por supuesto, la frase de Juan (XVIII, 32) : “Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir”, se refiere al mismo evangilia (III, 16) :” Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que creee en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»

Hay que descartar también lo que dice Pilato : «¿Qué es la verdad?”. He leído comentarios que no me parecen correctos sobre esta pregunta que Pilato hace a sí mismo. No se trata del hecho de saber si son, o no son verdaderos las culpas de Jesús. Es una reflexión directa de Pilato a lo que ha dicho Jesús poco antes : “Pero el que obra la verdad, va a la luz”, es decir una pregunta básica de filosofía. Aparece aquí un aspecto de Pilato que es contradictorio con el sentimiento popular general : Pilato no es solo el símbolo de la sumisión “a los bajos intereses de la política”. También es un hombre que tiene dudas obre el sentido de la vida. Además, es claro que Pilato consideraba Jesús como siendo totalmente inocente.

Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo. Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén. Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera. Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia. Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato. Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados. (Lucas, XXIII- 6-12)

Aprendiendo que Jesús era galileo, piensa Piloto salir de este encaminamiento usando un punto de competencia entre los gobernadores.

Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de un preso, el que quisieran. Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás. Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?», pues sabía que le habían entregado por envidia. Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.». Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. Y cuando el procurador les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!». Díceles Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?» Y todos a una: «¡Sea crucificado!». «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!». Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.». Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!» Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado. Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!» y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. (Mateo XXVII, 15-30)

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Dice Mateo que Barrabas era un preso famoso. Marco y Lucas dan más indicaciones : “Estaba en la cárcel por motín y asesinato” (Lucas, XXIII, 19). No se sabe más de Barrabas. Era un nombre muy corriente porque significa “Hijo del Padre”, lo que puede aplicarse a cualquiera persona. Pero tengo una opinión personal sobre este asunto: es que hay una simetría lingüística entre Barrabas “Hijo del Padre”, y Jesús “ Hijo del Padre, es decir hijo de Dios”. Puede ser que es por eso, que algunos manuscritos tardíos llaman Barrabas “Jesús Barrabas”. Eso da una elegancia literaria particular a la pregunta de Piloto que sería : “«¿A quién queréis que os suelte, a Jesús Barrabás o a Jesucristo ?».

En el texto de Mateo citado arriba (Mateo XXVII, 19), aparece la mujer de Pilato. Eso es raro porque, generalmente las mujeres de los gobernadores quedaban en Roma. La Biblia no nos da el nombre de su mujer, pero por supuesto se trata de Claudia Prócula. A Prócula se la venera como santa en la Iglesia Ortodoxa griega y en la etíope.

La crucifixión es un método antiguo de ejecución, donde el condenado es atado o clavado en una cruz de madera o entre árboles o en una pared, normalmente desnudo, y dejado allí hasta su muerte. Esta forma de ejecución fue ampliamente utilizada en la Roma Antigua y en culturas vecinas del Mediterráneo. La crucifixión fue utilizada por los romanos hasta 337. La crucifixión era usualmente utilizada para exponer a la víctima a una muerte particularmente lenta, horrible, para disuadir a la gente de cometer crímenes parecidos, y pública. En algunos casos, antes de la crucifixión, los romanos acostumbraban a dar latigazos (flagelar) al reo. Luego, y durante el trayecto hasta el lugar de ejecución, el condenado era obligado a cargar un yugo de madera ("Patibulum" o "furca") sobre sus propios hombros, que posteriormente solía ser usado como travesaño de la cruz. La persona muchas veces era atada al patíbulo por medio de cuerdas, pero el uso de clavos se documenta por varias fuentes.

Hay que destacar otra cosa en este texto de la Biblia. A menudos, se dice que el pueblo judío es un pueblo “deicidio” porque ha matado el hijo de Dios. Pero los evangelistas indican claramente que todo lo que ha ocurrido, lo fue por motivos religioso-políticos de parte de la alta clase de los sacerdotes y escribas. Entonces, los que utilizan este argumento lo hacen con malas intenciones. De hecho, se trata de antisemitismo (no hay que confundir “antisemitismo” y “anti-sionismo”).


Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz. (Mateo XXVII, 31-32)


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Simon de Cirene es citado en una cancion tristísima del cantante francés Georges Brassens, compuesta con varias estrofas de un poema de Francis James (1866-1938). Por los que leen el francés la copio abajo. Es una maravilla :

Par le petit garçon qui meurt près de sa mère
Tandis que des enfants s'amusent au parterre
Et par l'oiseau blessé qui ne sait pas comment
Son aile tout à coup s'ensanglante et descend
Par la soif et la faim et le délire ardent
Je vous salue, Marie.
Par les gosses battus, par l'ivrogne qui rentre
Par l'âne qui reçoit des coups de pied au ventre
Et par l'humiliation de l'innocent châtié
Par la vierge vendue qu'on a déshabillée
Par le fils dont la mère a été insultée
Je vous salue, Marie.
Par la vieille qui, trébuchant sous trop de poids
S'écrie : « Mon Dieu ! » par le malheureux dont les bras
Ne purent s'appuyer sur une amour humaine
Comme la Croix du Fils sur Simon de Cyrène
Par le cheval tombé sous le chariot qu'il traîne
Je vous salue, Marie.
Par les quatre horizons qui crucifient le monde
Par tous ceux dont la chair se déchire ou succombe
Par ceux qui sont sans pieds, par ceux qui sont sans mains
Par le malade que l'on opère et qui geint
Et par le juste mis au rang des assassins
Je vous salue, Marie.
Par la mère apprenant que son fils est guéri
Par l'oiseau rappelant l'oiseau tombé du nid
Par l'herbe qui a soif et recueille l'ondée
Par le baiser perdu par l'amour redonné
Et par le mendiant retrouvant sa monnaie
Je vous salue Marie.

Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario», le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo. (Mateo XXVII, 33-34)


Golgotha es una pequeña colina donde hay un cumulo de piedras redondo que parece un cráneo.  Así se explica el nombre en latín “Calvae” o “Calvae focus”, transformado en francés en “Calvaire” y en español “calvario”.

El vino mesclado de hiel, que no quiso beber Jesús, era, por supuesto, utilizado como un narcótica. Pero Lucas (XV, 23) dice:”Le daban vino con mirra “.La mirra es una sustancia resinosa aromática. Se obtiene haciendo una incisión en la corteza del árbol Commiphora myrrha, de la cual exuda una resina gomosa, de color amarillo. Era usada como anestésico para los moribundos o los condenados a muerte, y se solía dar mezclada con vino. Por supuesto, no fueron los romanos que han dado este narcótico a Jesús, sino la gente que le acompañaba. Hay que destacar que debía ser una substancia rara porque dice Mateo (II, 11) que los reyes magos lo han regalado a Jesús” Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra”.


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La corona de espinas de Jesús se ha convertido en un importante símbolo de la fe cristiana, aunque, de un punto de vista histórico, no se sabe si verdejamente le han puesto los soldados sobre la cabeza de Jesús. Puede ser que es un detalle que han añadido los evangelistas para destacar el escarnio de los soldados, grotesco homenaje al que llamaban rey; tampoco se sabe si Jesús tenia esta corona sobre la cabeza durante la crucifixión.
 De hecho, la tradición iconográfica, al principio, mostraba Jesús con una cabeza desnuda. La corona de espinas solo aparece en los cuadros a partir del siglo XIII.
Poco después del saqueo de Constantinopla,  en 1238 se vendió la corona a un mercador de Venecia, Nicolo Quirino y después la compró el rey Luis IX (Saint Louis). La Santa Corona entró en Paris el 18 de noviembre 1239 y fue temporalmente conservada en la catedral Notre-Dame de Paris.
En el año 1248, fue trasladada en una nueva iglesia, construida especialmente para ella (Sainte-Chapelle). Durante la Revolución francesa, la Santa Corona fue considerada como un objeto patrimonial y traslada en el “Cabinet des médailles” de la biblioteca nacional.  En 1801 fue entregada al arzobispo de Paris que la incluyo en el Tesoro de Notre-Dame. Allí está todavía conservada. Napoleón I Y Napoleón III han dado después, cada uno, un relicario para conservarla. Al final un último relicario fue elaborado por el arquitecto Jules Astruc, y ejecutado por Maurice Poussielgue-Rusand

 Normalmente la Santa Corona no esta expuesta al público (lo que, en mi opinión, es incomprensible) pero esta presentado a los fieles cada primero viernes del mes y el viernes del cuaresma a las tres de la tarde. Durante el Viernes Santo, esta presentada de las diez de la mañana hasta las cinco y medio de la tarde.

Era la hora tercia cuando le crucificaron. Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El Rey de los judíos». Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda. Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!». Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» También le injuriaban los que con él estaban crucificados. (Marcos XV, 24-28)


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La tercera hora puede significar : o que son las nueve de la mañana o identifica todo el  periodo entre las nueve y las doce. En este caso no hay dudas que se trata de las nueve de la mañana.

Lo de poner unas palabras sobre la cruz, no es especifico al caso de Jesús. Eso se hacía siempre para dar el motivo del castigo.
Juan da mas indicaciones :" Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.» Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: "El Rey de los judíos", sino: "Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos".» Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito.» (Juan XIX, 19-22).

Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca.» Para que se cumpliera la Escritura: "Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica". Y esto es lo que hicieron los soldados. (Juan XIX, 24)

La referencia a la escritura es el libro de Salmos XXII, 19.

Ahora empieza la agonía de Jesús. Los evangelios canónicos recogen lo que llamamos “Las siete palabras” que fueron las últimas frases de Jesús en la cruz:

1. "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen." (Lucas, XXIII, 34).
2. "Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso." (Lucas, XXIII, 43).
3. "Mujer, ahí tienes a tu hijo. [...] Ahí tienes a tu madre." (Juan, XIX, 26-27).
4. "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?" (Mateo, XXVII, 46 y Marcos, XV, 34).
5. "Tengo sed." (Juan, XIX, 28).
6. "Todo está cumplido." (Juan, XIX, 30).
7. "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu." (Lucas, XXIII, 46).

La palabra 1 la ha pronunciado Jesús después de la crucifixión, antes que los soldados se repartieron sus vestidos. No se entiende muy bien si la frase se refiere a los soldados o a los sacerdotes y escribas. Pero también puede referirse a la humanidad entera si recordamos este dialogo con Pedro: “Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?». Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.» (Mateo XVIII, 21-22)

La palabra 2 es la conclusión del dialogo entre Jesús y uno de los dos lardones crucificados con él : “  Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.» (Lucas XXIII, 39-43).La palabra 2 es la conclusión del dialogo entre Jesús y uno de los dos lardones crucificados con él : “  Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.»
Estas palabras me parecen unas de las más emocionantes de los evangelios. En algunas traducciones protestantes de la Biblia he leído esta frase de Jesús de la manera siguiente, que, de un punto de vista literario, me encanta (cito de memoria) : “Yo te aseguro : hoy estarás a mi lado a la mesa  del Padre”. 
También he leído un poema de un autor del cual no quiero recordar el nombre que acaba así :
"Estarás a mi lado, a la mesa del Padre,
Ha dicho Jesús Cristo al peor de granujas.
Lo creí el bribón, entonces esta tierra,
Solo se queda llena de nuestras esperanzas."

La palabra 3 es en dirección de su madre  María y de su discípulo preferido Juan :” Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa." (Juan XIX, 25-27)


La palabra 4, autentificado por Mateo y Marcos puede interpretarse de diversas maneras. Algunos leen que es el último grito humano de Jesús, es decir la última palabra de Dios siendo hombre y sufriendo con dudas. Eso se puede comprender sabiendo que Jesús, durante la noche antes su detención ha sentido tristeza y angustia :” Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo. Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú.» (Mateo XXVI, 37-29). Y también he leído en un poema de un autor del cual no quiero recordar el nombre, el mismo sentido:

“Como Cristo en la cruz, llamando a su padre
¡Padre, Padre, que cuides mi madre!
¿Cuánto sufrimiento? ¿ Cuánto?
¡Lama sabachtani!
Quítame esta cruz,
¡Por Dios, quítamela!
Y que si no la quitas: si, que todo sea.”

Sin embargo, esta parola de Jesús se puede entender muy sencillamente como los primeros versos del Salmos XXII, que no es solo un Salmo de angustia, sino también de esperanza : 
“Los pobres comerán, quedarán hartos, los que buscan a Yahveh le alabarán: «¡Viva por siempre vuestro corazón!». Le recordarán y volverán a Yahveh todos los confines de la tierra, ante él se postrarán todas las familias de las gentes. Que es de Yahveh el imperio, del señor de las naciones. Ante él solo se postrarán todos los poderosos de la tierra, ante él se doblarán cuantos bajan al polvo. Y para aquél que ya no viva, le servirá su descendencia: ella hablará del Señor a la edad venidera, contará su justicia al pueblo por nacer: Esto hizo él.” Salmos XXII, 27-32).

La palabra 5 “Tengo sed” solo se encuentra en Juan XIX, 28 : “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed”. Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.» (Juan 28-29). Eso es una referencia directa a  Salmos LIXX, 22.

La palabra 6 : “Todo está cumplido” es la última palabra de Jesús en el evangelio de Juan :  “Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el espíritu.”. (Juan, XIX, 30). Debemos entender, creo, que Jesús anuncia así el fin del Antiguo Testamento y el inicio del Nuevo. Eso es, claramente el punto de división entre el pueblo cristiano y el pueblo judío.

En el evangelio de Lucas es la séptima palabra que es la última palabra de Jesús, referencia a Salmos XXXI, 6 :” Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» y, dicho esto, expiró.” (Lucas, XXIII, 44-46).

Los últimos momentos de la vida terrestre de Jesús, aparecen en Mateo y Marcos así : 

"Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?», esto es: «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?». Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: «A Elías llama éste.». Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber.
Pero los otros dijeron: «Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle.». Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu." (Mateo XXVII, 45-50)

“Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: «Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?», - que quiere decir - «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?». Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías.». Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle.» Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró. Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo. Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.» (Marcos, XVI, 33-38)




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