Tengo que pedir la indulgencia del lector porque soy francés y, por supuesto, habrá faltas de gramática y de vocabulario en este texto.
Hace años había escrito un pequeño libro de termodinámica y me gustaba mucho esta disciplina que tiene enlaces con un gran parte de la física. Después le he olvidado un poquito porque, con la edad, mis centros de interés han cambiado. Pero hace poco, un niño de 13 años, muy maduro, me ha dado la gana de escribir algo sobre este tema.
¡Gracias Roberto!
La oportunidad fue que, hablando con este chico, el me dice “Si viven juntos un tonto y un listo el listo va convertirse más tonto, y no el contrario”. No quiero discutir aquí la veracidad de esta opinión (no es absurdo de pensar eso), pero instantáneamente he pensado al segundo principio de la termodinámica, que nos enseña que los intercambios de energía no se pueden hacer en cualquier sentido. Por ejemplo, si ponemos una barra de hierro caliente sobre una barra de hierro fría, jamás veremos la barra fría enfriarse más. En este intercambio de calor hay un sentido obligatorio. Vamos a ver abajo que son los tres principios de la termodinámica, por los que le habrían olvidado.